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Follow En el nombre del karma

sábado, 19 de mayo de 2012

El cuento de la bruja II


Después de mi victoria moral matutina (ver http://enelnombredelkarma.blogspot.com.es/2012/05/el-cuento-empieza-en-un-viaje-como-todo.html) el día no podía estropearse.
Parece que cuando la jornada comienza así no habrá nada ni nadie que pueda hacerte agachar la cabeza.
Un ex-compañero de trabajo, desde su madurez y desde la experiencia de haber pasado por algún que otro susto, me mandó el único mail en cadena que he leído al completo en mi vida. Era un mensaje muy optimista que invitaba a ver la parte positiva en cualquier situación, por ejemplo: si eres cojo, alégrate porque puedes caminar. ¡Buena filosofía, sí señor!
Pero su lección más importante no vino en este mail y fue la siguiente: no importa lo bien que empiece un día. Siempre habrá algún h*** ** **** a fastidiártelo (a jodértelo según la versión original). Así que, ya puestos, mejor que sea cuanto antes. Así tendrás el resto del día para recuperar el buen humor.
Pues bien, ese día, con mi hazaña en el tren fui la h*** ** **** de la buena mujer aunque ésta se lo mereciera. La historia terminó bien después de la pista americana que yo misma me había auto impuesto por un digno objetivo.
http://patritezanos.blogspot.com.es/2012/02/la-senora-demasiado-maquillada-que-fumo.html
Después de ver la cara que se le había quedado a la susodicha por mi cortesía, y antes de que empezara a echar espuma por la boca y a tener convulsiones, síntomas claros de una herida casi mortal en su orgullo, me levanté, recogí mi bolso y me tele transporté en un segundo a la otra punta del vagón. Las venganzas es lo que tienen; hay que estar preparada para asumir las consecuencias...
Hasta hace poco, mis protestas tenían argumentos, convicción y valentía. Pero...”pa' dentro”. Es decir, eran tan silenciosas que se invertían y se quedaban ahí, todas colocaditas bien adentro provocándome una úlcera palabra a palabra.
Así que pequeños actos como este significan una especie de catarsis liberadora, una depuración de, por lo menos, un mes de contenciones y una lengua sufrida que aguanta mordeduras hasta sangrar.
Pero las catarsis son algo excepcional y deben limitarse a una por mes. Al día siguiente, por tanto, no tocaba y tendría otra prueba de nervios nada más salir de casa.
Pero eso es otro cuento...

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